|
|
En Gadal encontramos una “iluminación” más que una verdad histórica; un conocedor, un “gnóstico, más que un poeta o un místico. Este obrero de los caminos es también el amado patriarca del Sabartez, la tierra de sus Padres, el pionero de una nueva visión del catarismo occitano.
Este hombre tan simple en apariencia, que no ejerció ningún papel importante en la escena del mundo, a pesar de salvar a varios judíos durante la guerra, no acumuló ningún bien para sí mismo, sino que en su vida se esforzó por restituirnos un Tesoro.
Le gustaba decir con su acostumbrada modestia: “¡Son nuestras propias riquezas espirituales las que finalmente nos son devueltas!”. Y añadía, con la fuerza que otorga el saber interior:
|
“Tenéis una tarea que cumplir: debéis mostrar lo que la humanidad ha perdido desde hace siglos. ¡Debéis consolar a nuestros compatriotas y mostrarles el camino¿ Ellos se han perdido.”
Consolaba con frecuencia a sus amigos, como los “bonshommes” de antaño, encomendándoles que “endurasen” los sufrimientos físicos y morales. Comprendía demasiado bien el valor de la endura (la endura es un término cátaro que designa el proceso de purificación a la vez físico, psíquico y espiritual al que se somete todo aquel que busca el Espíritu Vivo).
¡Tracemos ahora nuestra ruta y abramos ese episodio!
|
|
|
|
|