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Dos corrientes espirituales se vuelven a encontrar... |
Según A. Gadal, Occitania fue el terreno de encuentro predestinado de la corriente cristiana de origen bogomilo, introducida en occidente por los mercaderes "búlgaros" (uno de ellos, Pablo el Armenio) en el siglo X, con la corriente pirenaica procedente de España.
Esta corriente española se expande sobre las riberas orientales del Mediterráneo desde el siglo I. Se fortificó en Alejandría por su contacto con el neoplatonismo de Plotino y Orígenes.
Después esta corriente espiritual del "Mani" ganó África del Norte con Marcos de Menfis y Fausto de Mileve (al cual se opuso Agustín, tránsfuga del "maniqueísmo", cuyos aspectos interiores no pudo penetrar). |
Hacia el año 300, Marcos la aportaba a España.
Prisciliano, obispo de Ávila fue su más ardiente propagador hasta el norte de Europa. Es el misterioso Vigilancio de Caliguris quien la transmitió a Occitania hacia el año 400.
Los misioneros "búlgaros" (bogomilos), llegados de Bulgaria debieron encontrar el maneísmo - que también se podría llamar "cristianismo juanista" – ya fuertemente implantado en Occitania desde hacía seis siglos. Esos contactos con el bogomilismo fueron siempre para los cátaros occitanos un elemento catalizador importante. Nicetas de Constantinopla vino a Occitania y contribuyó a estructurar el sacerdocio cátaro.
El maneísmo, en su propia esencia, es anterior al espíritu dogmático del concilio de Nicea."Se puede considerar con razón al maneísmo aquitano –u occitano – (bautizado más tarde como albigeísmo) como una evolución nueva del cristianismo y como su desarrollo definitivo, su sutilidad suprema y celeste". |
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